Archundia: "Amo el fútbol"
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Cuando Benito Armando Archundia sale a la calle en México, son muchos los que se quedan mirándolo o se acercan a pedirle que se haga una foto con ellos. Sin embargo, no se trata ni de un jugador de la selección, ni ha ganado título alguno con un club mexicano. Se ha ganado el cariño de la gente de manera muy distinta: Archundia es quizá el árbitro más conocido de México, posiblemente uno de los mejores del mundo, y ha establecido incluso algunos récords en la profesión.
En 2006 se convirtió en el primer árbitro que dirigía cinco encuentros en una misma fase final de la Copa Mundial de la FIFA. Cuatro años más tarde, durante Sudáfrica 2010, Archundia (1966) sumó otras tres designaciones e igualó el récord de ocho partidos en la competición, que hasta entonces poseían solamente Joël Quiniou y Jorge Larrionda. Asimismo, ha dirigido en dos ocasiones la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA y ha pitado también en los Juegos Olímpicos (1996, 2004) y en la Copa FIFA Confederaciones (2001, 2009).
Con ocasión de la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA que se disputa en su México natal, FIFA.com tuvo la oportunidad de hablar con Archundia. En Querétaro, una de las sedes del torneo, respondió gustoso a nuestras preguntas sobre su carrera, sus recuerdos y sus objetivos de futuro.
Señor Archundia, gracias por acceder a entrevistarse con nosotros en el hotel de la FIFA en Querétaro. ¿Cuál es su cometido en la Copa Mundial Sub-17?
La FIFA me ha invitado a esta fase final en calidad de observador arbitral, es decir, alguien que pueda ofrecer ayuda y apoyo a los árbitros. Para mí supone una magnífica experiencia, un paso más en mi carrera. En la actualidad me estoy preparando para ser instructor y formar a nuevos árbitros. El Mundial es una buena oportunidad para que México muestre a los visitantes de todo el mundo la belleza del país. Estamos en mi patria, después de todo.
¿Cuáles son sus planes de futuro? Tengo pendientes algunos cursos, y más tarde viajaré a Colombia con ocasión de la Copa Mundial Sub-20. Posteriormente, la Comisión de Árbitros de mi país me enviará dos meses a Europa, concretamente a Inglaterra, España, Italia y Alemania, para que vea cómo se forma allí a los árbitros. Y luego regresaré a México para intentar aplicar aquí mis impresiones.
¿Hay algún encuentro de los arbitrados en su carrera que se le haya quedado grabado en la memoria? Guardo muchos recuerdos, pero el que muchos tienen presente todavía es con toda seguridad la semifinal de la Copa Mundial de 2006 entre Alemania e Italia. Fue un partido de élite, y lo guardo un recuerdo muy especial. Cuando Italia anotó el segundo gol y lo di por válido, el italiano Marco Materazzi se me acercó corriendo y me abrazó. En aquel momento pensé: "¿Qué está pasando aquí? Si soy árbitro, y no jugador". Luego intenté convencerme de que en momentos así nadie se fija en el árbitro, sino en la celebración de los italianos. Al día siguiente, sin embargo, se publicaron en los periódicos fotografías de aquel instante. Más tarde le preguntaron a Materazzi el porqué de su gesto, y él respondió que yo había pitado muy bien, y que por qué no iba a felicitarme por ello. Es un recuerdo muy bonito.
¿Cómo describiría su estilo sobre el terreno de juego? Antes de ser árbitro fui también jugador. Por eso puedo entender a un futbolista cuando se enoja o se alegra. Durante un partido mi planteamiento es siempre que lo más importante son los jugadores y no el árbitro. Así veía yo mi tarea en el estadio. Por estilo, era de los que mantienen una buena relación con los jugadores y saben comprender determinadas situaciones. Eso sí: cuando había que sacar tarjeta roja, no lo dudaba. Aunque también es verdad que se pueden prevenir de antemano muchas cosas para no tener que llegar a esos extremos. Si uno respeta a los jugadores, ellos también te respetan.
¿Por qué se hizo árbitro y no siguió la carrera de jugador? Yo fui un jugador bastante bueno, siempre con el número 10. Jugué en el colegio y en la universidad, y fui siempre capitán del equipo. Pero cuando me hice árbitro, la gente me dijo que podría ser un buen jugador, pero también un buen árbitro. La decisión la tomé con 16 años: visto desde la perspectiva actual, fue una decisión acertada.
A lo largo de su carrera ha arbitrado ocho partidos de la Copa Mundial de la FIFA , una cifra récord. ¿Se enorgullece de ello? Por supuesto que estoy orgulloso. En el momento en el que sucedió no era demasiado consciente de ello. Me preparé para el certamen, no para el récord. Quería pitar uno o dos partidos. Cuando se dio a conocer la designación para la semifinal, alguien me preguntó que cómo podía ser que yo arbitrase cinco partidos. Y yo contesté que quizá se debía a que lo había estado haciendo bien. Solo entonces fui consciente de que era un récord. Fue algo increíble.
¿Cómo describiría la relación entre los aficionados y los árbitros en su país? Los seguidores animan a su equipo durante el partido y protestan las decisiones del árbitro. Eso es así en todo el mundo. Pero cuando acaba el partido, los espectadores reconocen la labor del árbitro. Hace diez años tuve una experiencia muy curiosa en Torreón: inmediatamente después de terminado el choque, un aficionado empezó a increparme cuando iba camino del vestuario. Una hora más tarde, cuando salí del estadio, el mismo aficionado estaba esperándome con toda su familia. Se me acercó y me dijo: "Lo respeto porque es usted un buen árbitro. Estamos muy satisfechos con usted. ¿Le importaría firmar esta camiseta y que me haga una foto a su lado?". En aquel momento comprendí que durante el partido lo protestarán todo, pero una vez terminado el encuentro están satisfechos con el árbitro.
¿Cuál es la fascinación de arbitrar un partido? Yo amo el fútbol. A muchos de mis amigos también les apasiona, pero cuando les pregunto si les gustaría ser árbitros se echan atrás. Yo me hice árbitro por amor al fútbol.