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lunes, 21 de noviembre de 2011

"Papá, perdóname por lo que hice" Babak Rafati, que el sábado intentó quitarse la vida, era la mofa de aficionados y jugadores tras haber sido designado tres veces el peor árbitro de la Bundesliga

"Papá, perdóname por lo que hice" Babak Rafati, que el sábado intentó quitarse la vida, era la mofa de aficionados y jugadores tras haber sido designado tres veces el peor árbitro de la Bundesliga IGOR SANTAMARÍA - Lunes, 21 de Noviembre de 2011 - Actualizado a las 05:43h BILBAO. Solamente me ha dicho: Papá, perdóname por lo que hice". El padre de Babak Rafati, el árbitro alemán que el pasado sábado intentó quitarse la vida, descartó ayer que su hijo sufriera de depresión o agotamiento como causas que provocaran su conducta ni que hubiese dado señales de ello "porque si no, yo habría reaccionado". El suceso que ha conmocionado a todo el fútbol europeo y, sobre todo, a Alemania, ha despertado un encendido debate acerca de la excesiva presión que recae sobre los colegiados. Ahora se recuerda la forma en que la prensa sensacionalista se mofaba de él, la manera en que los aficionados y muchos jugadores le consideraban el malo de la película y cómo sus detractores tenían hasta una página propia de Facebook. De origen iraní, de 41 años, y director de una sucursal bancaria, Rafati ha encajado en los últimos años críticas acérrimas que jamás han recaído en tal medida en sus colegas de profesión, aunque su progenitor señale todavía hoy que veía bien a su hijo porque nunca se dejó llevar por esos comentarios pese a ser elegido hasta en tres ocasiones como el peor árbitro de la temporada por la revista deportiva Kicker. "Creo que le faltó seguir desarrollándose", afirmó el excolegiado Markus Merk cuando Rafati volvió a ser cuestionado. Crecido en Teherán, en 2008 fue escogido internacional por la FIFA como sucesor del antes mencionado y su último partido había sido el derbi entre el Sttutgart y el Hoffenheim. Eso fue en octubre, pero lo importante, quizá decisivo para comprender el drama, sucedió en septiembre, cuando la comisión de árbitros de la FIFA anunció su baja y la de otro árbitro alemán de la lista de 2012 alegando motivos de edad. Los dos serían sustituidos por dos más jóvenes, uno que acaba de cumplir los 30, Felix Zwayer, y otro de 33 años, Marco Fritz. En su historial figuran 84 partidos de Liga, dos internacionales y seis de competiciones europeas. En su club, el SpVg. Niedersachsen Döhren, nadie da crédito a lo sucedido: "Nunca me hubiera imaginado que llegaría a buscar una solución como ésta", dijo el presidente Herbert Ruppel, quien desconoce si Rafati estaba siendo perseguido sin que él lo revelara en público. TELEFONEÓ A CASA En la mañana del sábado, poco antes de que tratara de cortarse las venas en la bañera del hotel donde estaba alojado horas antes del Colonia-Mainz, telefoneó a casa como cualquier otra vez y sí le comentó a su padre que no se encontraba bien de ánimo, por lo que este le recomendó que no pitara el partido. "Me dijo que me llamaría más tarde y colgó", desveló. Después fue cuando fue encontrado por los jueces de línea que debían ayudarle en la contienda y solo volvió a charlar con su familia una vez en el hospital, donde se halla ingresado fuera de peligro. La historia ha reabierto las viejas heridas que dejó hace dos años el suicidio del portero de la selección alemana, el exazulgrana Robert Enke, como consecuencia de una profunda depresión. Jugadores, técnicos y funcionarios se muestran consternados mientras en la televisión alemana se suceden los dimes y diretes. Se recuerda que hace bien poco el técnico Ralf Rangnick dejó el banquillo del Schalke 04 por asuntos personales, no por malos resultados, porque sintió que el estrés de la competencia se lo estaba comiendo vivo. Alemania, particularmente, ha sufrido de demasiados casos de futbolistas depresivos a lo largo de su historia: Sebastian Deisler, excentrocampista del Bayern; Guido Erhard, quien jugó para el Mainz, 1860 Múnich, Offenbach y Wolfsburgo, que se suicidó en el 2002; el holandés Hans van de Haar, quien jugó en el Ulm y acabó ingresado en un hospital psiquiátrico; o Reinhard Libuda, icono del Dortmund. Incluso varios miembros de la emblemática selección de Herberger de 1954 sufrían de varios síntomas de depresión y bipolaridad: Ernst Justowiak, Werner Kohlmeyer, Jupp Posipal y Ottmar Walter, hermano de Fritz Walter. Rafati ha salido adelante y ahora necesita el cariño que siempre se le ha negado.

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