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lunes, 19 de diciembre de 2011

El tercer mundo futbolístico

BILBAO El tercer mundo futbolístico La Federación china, que ocupa el puesto 73 en el ranking FIFA, fichó a Camacho para impulsar un deporte que comienza a cobrar cierta pujanza en los clubes J. GOIKOTXETA - Domingo, 18 de Diciembre de 2011 - Actualizado a las 05:41h LOS chinos adoran el ping-pong, el bádminton y el voleibol. En los Juegos Olímpicos celebrados el Pekín en 2008, China se convirtió en la primera potencia deportiva mundial, logrando un total de cien medallas, 51 de oro 21 de plata y 28 de bronce. Dominaron o compitieron a gran altura en casi todas las modalidades. Pero en una, la más universal, la que concita pasiones en casi todo los rincones del mundo, son auténticos zotes. Se trata, obviamente, del fútbol, que apenas balbucea entre una muchedumbre de 1.300 millones de personas. No está en su acerbo cultural, aunque hay expertos que sitúan el origen de este deporte en China, hace unos 2.000 años. ¿Otra paradoja? Sin embargo la modernización vertiginosa que está experimentando la sociedad china también está afectando al fútbol. De momento, su selección ocupa el lugar 73 en el ranking de la FIFA y sólo se ha clasificado una vez para disputar un Mundial, el de Japón y Corea del Sur en 2002. Jugaron los tres partidos de la primera fase. Perdieron todos y se volvieron a casa sin marcar un solo gol. José Antonio Camacho fue contratado el pasado verano con el objetivo de cambiar el rumbo de la historia. De momento no lleva camino, pues China ya no tiene oportunidad alguna de clasificarse para Brasil'2014. Sin embargo, el ex seleccionador español tiene tres años por delante para cumplir con la tarea encomendada y está encantado, probablemente porque el empeño le reporta 8 millones de euros por temporada y dispone de cuatro ayudantes, Pepe Carcelén, Ricardo Gallego, Fernando Gaspar y Alfonso Fraile, para no añorar absolutamente nada. Camacho se encontró con que el equipo nacional chino tenía una infraestructura absolutamente precaria. Sin utillero, sin médico oficial. Falta casi de todo lo habitual en una selección occidental, y si la Asociación China de Fútbol ha podido fichar a Camacho ha sido debido al dinero puesto la empresa inmobiliaria Wanda, que ha invertido más de 60 millones de euros en el fútbol chino. No sólo en los contratos de Camacho y sus ayudantes. También paga a los árbitros un sueldo muy alto para evitar la tentación de aceptar sobornos. Porque la corrupción se instaló en las estructuras futbolísticas de China, convirtiendo a este deporte en un mal ejemplo para la sociedad. Árbitros, jugadores, entrenadores y directivos de muchos clubes participaron durante años en el negocio de las apuestas ilegales y la compra de resultados. La competición acabó perdiendo toda su credibilidad y hasta la televisión nacional renunció a ofrecer sus encuentros. La penosa situación de la Superliga china, que se profesionalizó a mediados de los 90, llevó en 2010 al mismísimo presidente del país, Hu Jintao, a pedir personalmente "limpieza" en el fútbol nacional, lo que se tradujo en arrestos policiales que llegaron hasta lo más alto de la federación y del colegio arbitral. El líder de esta limpieza es el actual presidente de la Asociación China de Fútbol, Wei Di, que llegó incluso a organizar el pasado año encierros de los árbitros de la liga profesional para reeducarlos, al más puro estilo maoísta. También es un país que carece de fútbol de base, sin equipos juveniles organizados en clubes o en las escuelas. Pero el fútbol chino cuenta ahora con una ventaja: la financiera. La segunda economía mundial tiene el dinero que a Occidente le falta, y eso se empieza a ver en los fichajes millonarios de sus clubes de la Superliga, donde participan 16 equipos cuyos dueños son nuevos multimillonarios, tienen afán de notoriedad y les gusta este deporte. Por eso el fútbol profesional chino lleva camino de convertirse en el próximo retiro dorado para futbolístas de fama y en el eclipse de sus carreras. Así, el pasado lunes el Shanghai Shenhua oficializó el fichaje de Nicolas Anelka, que deja el Chelsea, donde ya no tiene sitio, pero que cobrará 24 millones de euros por dos temporadas. El presidente del Shenhua, Zhu Jun, magnate de los viedeojuegos en línea, quiere que Anelka, además, promocione su negocio lúdico y negocia con Jean Tigana, un histórico del fútbol francés, para que dirija al equipo de Shanghai. Anelka no es el primer futbolista de renombre captado por la emergente Superliga china. El pasado verano, el argentino Conca fue contratado por el Guangzhou Evergrande, quien en el pasado también tuvo fichajes de relumbrón como Rubén Sosa o Paul Gascoigne, por diez millones de euros por cada una de las dos temporadas de su contrato. Otros divos del balompié en decadencia, como Guti, o entrados en años, como Drogba, tienen sustanciosas ofertas de la Superliga china, cuyos dirigentes están dispuestos a expresar a través del fútbol la pujanza del gigante asiático.

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