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sábado, 31 de diciembre de 2011

Héctor Baldassi: Fui diferente y demostré que se podía dirigir sin cara de traste El cordobés Héctor Baldassi fue de buscavidas a Buenos Aires, hizo el curso de árbitro p

FÚTBOL » HECTOR BALDASSI Héctor Baldassi: Fui diferente y demostré que se podía dirigir sin cara de traste El cordobés Héctor Baldassi fue de buscavidas a Buenos Aires, hizo el curso de árbitro por un amigo, fue un referente y hasta dirigió en el Mundial 2010. En el camino quedaron su pelea con Castrilli, las críticas por charlar con los jugadores en la cancha y las de su propio gremio. Por su desenfado podría ir a Bailando por un Sueño. 31/12/2011 10:20 Hugo García
Héctor Baldassi: Fui diferente y demostré que se podía dirigir sin cara de traste. (Foto: AP) 1 de1 No hace mucho, una encuesta de la BBC de Londres incluyó a Boca-River como uno de los 50 eventos que uno debe presenciar. El dato salió a poco de que jugara uno de los 18 superclásicos que dirigió en su carrera el cordobés Héctor Baldassi. Ese récord, con mayoría de aprobados, su llegada a la Copa del Mundo, su estilo propio, reconocimientos y envidias, formaron parte del mano a mano con Mundo D, ahora que recién se retiró. –¿Te sentís ex árbitro? –No sé. El árbitro se recibe de tal cuando deja de serlo. Ahora me las voy a saber todas. Me sentaré frente al televisor y diré: “Uh, cómo no cobró esto”. Cuando entraba a la cancha rendía examen y crecía. Cuando terminás, te recibís. La familia es un gran sostén y apoyo. Ellos saben bancarte tus silencios, cuando no querés comer, que nadie te diga nada. Y cuando sos feliz, ellos lo son. Me pasaron algunas exigencias, pero mi bie­nestar, fue el de ellos. Me fui a Buenos Aires con 20 años. Yo nunca me olvidé de ser cordobés. Hice la carrera en Buenos Aires por la insistencia de mi amigo Marcelo Negrete para hacer el curso. Para no fallarle. Negrete fue árbitro como yo. Lo seguí, entré a ese mundo y razoné la profesión y cómo se siente. Llegó a asistente de Primera y jugó conmigo. –¿Tuviste miedo de vivir en Buenos Aires tan pibe? –No. Ese Buenos Aires no es el de ahora. Los males de hoy no existían hace 20 años. Aprendí a estar informado. Jamás había leído un diario. A saber de la realidad. Nunca me deprimí ni fui de pensar: “Hoy qué estaría haciendo en mi pueblo a esta hora”. Decidí pelear. Cuando iba al laburo, a Liniers, decía: “En Río Ceballos soy la Coneja. Pero voy a ser un tipo conocido acá en Buenos Aires”. Y lo logré. Algunos me putean. Tuve sacrificio, humildad y llegué a un Mundial. Lo máximo. –¿El estilo propio no fue más? –Je. Nunca hablé de eso. Podía quedar como pedante. Cuando debuté en Primera, el 1 de abril de 1999 en Jujuy, me preguntaron por el arbitraje y dije: “Hay que desmitificarlo”. Yo decía que al arbitraje se lo podía desacartonar, descontracturar. Lo de pasar inadvertido era una frase hecha, pero es mentira. Si tomás decisiones cómo vas a pasar inadvertido. Tiene que ser respetado y acertar. Las que pueda. No perdonar, ni soslayar las 17 reglas. Igual, hay situaciones en las que para alguno puede ser roja y para mí amarilla. Porque me ampara el reglamento. –¿Qué pasó con Medel? –Preparaba todos los partidos y estaba informado de todo. De los equipos y los jugadores. Si les pasó algo, si tiene un problema o si había sido papá. Si lo fue hay que felicitarlo. Soy la autoridad, pero no soy soberbio. Tengo personalidad, pero fui atento, afable y alegre. Así me creyó el jugador. Hasta te acepta el error. Eso es importante. Hice una carrera y fui respetado. Y lograr que el porteño me haya respetado. En el caso de Medel, hizo un gol para Boca y ante River. Fue a un costado, se trepó un alambrado y volvió. Gallardo me dijo: “Héctor, ¿Por qué no lo amonestás?”. Y le contesté que Medel venía de pasar lo del terremoto en Chile, con la pérdida de un familiar incluido. Se descargó. “¿Te parece que lo puedo amonestar?”, le pregunté. “Tenés razón”, cerró el jugador de River. Hay que tener sentido común. No quise mediatizar mi retiro. Ni mis compañeros lo sabían. Fue en el entretiempo de Boca y Banfield. Hubo muchas adhesiones. Jueces, ex dirigentes, periodistas. Igual hubo gente que no le gustaba mi forma de dirigir. Tuve un estilo propio para conducir. Fui reconocido con el Mundial y en su desarrollo como Portugal-España, en el que se jugó todo. Por Fifa y mis colegas. Te preguntas si te la creés... Y, te la creés. Agradecí a la AFA, que me dio la chance de ser alguien, de vivir de la pelota, de conocer el mundo. El legado de mis viejos, quienes me enseñaron. –¿Pro Grondona ahora? –A mí no me interesa. No entro en la política del fútbol. –En Sadra, rival AAA, se dice que vos no hubiera llegado si era de su sindicato... –¿Desde qué lugar se dice eso? Desde la envidia... Me lo gané en la cancha. –Marconi dijo que no fue bueno tu Mundial. –Si habló mal de mí, me pone contento. El problema hubiera sido que hablara bien. No lo tengo reconocido a este muchacho. Para mí no hay dos gremios, hay uno solo que es el del juez. –¿Cómo te bancaste quedar fuera de Alemania? –Era en 2006. Pero Elizondo también lo necesitaba. Y le fue excelente. Me sentí parte de su logro. Yo chocho de ayudarlo. Me puse feliz y contento. Nunca renegué nada, ni tuve envidia. No pregunté cuando me designaban ni cuando no. Dije que fue una desilusión no dirigir en Copa América. –¿Y el garrón del Sub 20? –El juez es líder, toma decisiones y trabaja en equipo. En Canadá, fallé. Era el líder. No tuve contralor. Un asistente no estaba bien y quedamos fuera. –¿Dirigiste lesionado? –Fui a un juego contracturado. No sé cuál. No me fue bien. Cuidé mi físico. Y yo juego encima de la pelota. Por eso fui diferente en el arbitraje. –No corrías siempre en diagonal... –Para mí no existía. Fui al Mundial e hice lo mismo. –Aldo Quinteros, veedor de AFA, decía que no debías entrar siempre al área, pero que ibas a llegar... –Es eso. Con Aldo tengo la mejor onda. El árbitro toma muchas decisiones, pero a veces se lo juzga por una. En la personalidad, en la condición física, en las decisiones, como puede ser la sanción de un penal, y en la autoridad. –¿Qué sería la autoridad? –No es ser soberbio ni dirigir con cara de traste. Es cómo transmitir la disciplina en el campo. Yo soy autocrítico. –¿Pediste disculpas? –A Cuenca en un Talleres-Vélez. Cobré un penal que era afuera. Al partido siguiente lo vi y le dije: “Me equivoqué”. En Boca-Vélez, Araujo entró llevándose la pelota con la mano y no la vi; luego a Cubero le hace penal. Me protestó y lo amonesté. Montoya, que la vio de frente, me dijo que era mano. Pero también reconoció que no la podía ver, desde donde estaba. Después a­tajó el penal. A mí me enorgullece que el jugador acepte el error de uno. Que el árbitro puede equivocarse. Los de Belgrano me atacan y me dicen que no eché a Verón en 2006 por festejar un gol. No lo vi. Son circunstancias de juego. Si se cuelga un poquito y vuelve no es nada. No amerita un amarilla. Y si lo hubiera querido cagar, le ponía la barrera a Frangipane a seis metros. Fui respetado. Eso también te lo dan la cantidad y la calidad dirigidos. No fue fácil dirigir 18 superclásicos Boca-River. No me ufano de decirlo. En uno de esas que me hubiera ido mal, opinaba el país. Tuve decisiones polémicas. Fueron 18 superclásicos en 12 años. Muchos. Castrilli, los medios y Tinelli –Castrilli se fue del referato porque había que dirigir según el color de la camiseta. Siendo un joven y del interior, le hiciste frente al que venía de un Mundial... –Yo era un 4 de copas. Lo que decía no era verdad. Me atacaron. Ahora me reconocen. Estuve peleado con mis compañeros. Me apoyó mi familia. Tuve libertad para dirigir. Todos los jueces firmamos un comunicado. Defendí mi honor. –¿Nadie te dijo: “Mirá es un partido bravo, fijate”? –Siempre sentí el respaldo. Todos los Boca-River fui a dedo. Cuando fui a sorteo, lo perdí. –¿Te pidió River porque eras bueno o porque te quería condicionar? –También me pidió Boca. Lo hacían porque era bueno. Cuando se definía algo importante, iba Baldassi. En su libro, Elizondo dijo: “La llegada de Baldassi a Primera hizo que me pusiera las pilas y que se puede sonreír”. También tengo pensamientos negativos. ¿Creés que en la noche previa no pienso en que me puedo equivocar? Si me equivocaba el domingo, el lunes no comía. No veía TV. Me quedaba en cama y decía: “Tierra tragame”. Son las sensaciones del juez. Que cuando se equivoque, diga: “Me quiero matar”. –Diego Maradona dijo que no favoreciste a Portugal ante España. –Habladurías que dijo. Pero está todo bien con él. –Jugaste. ¿Te sirvió? –Sí, en Huracán de barrio La France y con los jueces. ¿No viste el gol de taco que hice en “Fútbol Criollo TV”? –¿Te pasó lo de Collado, que habló de jugadores que se cargaron a dos entrenadores y de un asistente que arregló un juego? –Nunca. Nadie me pidió nada. Saben quien soy. No pongo las manos en el fuego por nadie, ni sospecho. Y de los jugadores, nunca me metí. Quizás se lo sacaron de contexto a lo de Collado. A River lo iban a salvar, los equipos chicos fueron campeones, la abstinencia de Boca. Creo en el mundo futbolístico. –¿Trabajarás con Tinelli? –No sé nada. Quisiera ser tutor de árbitros.

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