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lunes, 26 de diciembre de 2011

Néstor Pitana: el hombre de negro misionero que va por más

26/12/2011 - 09:37 Néstor Pitana: el hombre de negro misionero que va por más El misionero, quizás el mejor árbitro en Argentina, es un ejemplo brillante de la posibilidad que tiene una persona de lucirse en la más difícil de las profesiones. El ascenso de Pitana, un profesor titulado de educación física, ha sido nada menos que excepcional, después de subir de juzgar juegos en el patio del recreo de la escuela en la que trabajaba a arbitrar partidos internacionales por todo el mundo en poco más de cinco años. Lo publica el Semanario en su edición Nº 107. ¿Quién querría ser un árbitro? Es una pregunta que se hace todo el mundo pero debo admitir que es una cuestión que me ha puesto perplejo desde que llegara a Argentina. Por supuesto, los árbitros siempre son figuras impopulares, pero aquí necesitan alambradas para protegerse del público y policías antidisturbios para protegerse de los jugadores, una situación inconcebible en Inglaterra. Arbitrar aquí, en Argentina, me parece un trabajo casi imposible, con la responsabilidad de aplicar las reglas a un juego en el que todos están intentando romperlas para sacar una ventaja, y la culpa de faltar el control cuando todos los otros en la cancha inevitablemente pierden su calma. Sin embargo, he tenido la suerte de poder charlar con el misionero Néstor Pitana, quizás el mejor árbitro en Argentina y un ejemplo brillante de la posibilidad lucirse en la más difícil de las profesiones. El ascenso de Pitana, un profesor titulado de educación física, ha sido nada menos que excepcional, después de subir de juzgar juegos en el patio del recreo de la escuela en la que trabajaba a arbitrar partidos internacionales por todo el mundo en poco más de cinco años. Después de haber visto el abuso tanto físico como verbal que suelen recibir los árbitros argentinos no puedo imaginar cómo sacan satisfacción de un empleo tan ingrato, pero al hablar con Pitana su pasión por su trabajo es realmente impresionante de contemplar. “Soy muy apasionado del fútbol y en cada partido que pasa siento esa pasión, esas ganas de ver fútbol, de la pelota que va y viene, de los jugadores como chocan, de la gente como grita un gol o reclama una falta. En cada partido siento la adrenalina de entrar a la cancha, el bullicio, la ocasión del partido. Esa pasión la siento sí y creo que cada día más”, comenta Pitana. Sería muy fácil permitir que esa pasión disminuya debido a las presiones del trabajo, pero Pitana admite que en realidad la crítica interminable de jugadores, dirigentes e hinchas es algo que le alienta ya que esa subjetividad es una de las cosas que más ama sobre el deporte del fútbol: “Yo a veces digo que el fútbol se ve en tres dimensiones, no es lo mismo verlo sentado en la tribuna, comparado a verlo en el verde césped. Si estás mirando en la tele dices “¡penal!”, si estás en la tribuna piensas “¿qué pasó?” y si estás adentro en el campo no ves nada. Uno sin querer o no termina sintiéndose juez, por eso el fútbol no es solamente noventa minutos, es la previa y el después de esos noventa minutos. Sin esa subjetividad no hablaríamos tanto del fútbol y para mí eso sería muy triste”, considera el referee de la Tierra Colorada. El secreto de su éxito A pesar de esa subjetividad, hablando con gente futbolera aquí parece que no hay muchas personas que discuten la capacidad de Pitana. Al preguntarle lo que piensa que es el secreto de su éxito, Pitana es bastante vergonzoso, prefiriendo hablar simplemente de su enfoque en tomar el segundo lugar en la cancha, a pesar de su apodo “Pita”. “Yo como autoridad tengo que cuidar a las figuras. ¿Quiénes son las figuras? El jugador y la pelota de fútbol, esos son los dueños del espectáculo. Yo creo que la esencia del árbitro es de entender que yo simplemente soy el conductor con el silbato y las tarjetas como mis herramientas y no pasar por alto esto. El reglamento tiene que ir acompañado con el juego, no por encima del juego, esa es mi humilde opinión”, dice el representante misionero en el más alto nivel del referato argentino. Sin embargo Pitana no tarda mucho en remarcar que su trabajo se haya hecho cada vez más fácil con cada nivel que sube, y que la tarea más difícil es la de los árbitros en las ligas menores, los cuales necesitan más apoyo para que puedan desarrollar en una manera similar. “Siempre digo que los partidos más difíciles de dirigir eran los primeros que hice en la Liga Posadeña, porque son los más complejos ya que uno tiene menos herramientas para solucionar problemas y menos protección. Debemos proteger estos árbitros porque forman el futuro, pero no es simplemente una cuestión de mejorar la condición del árbitro, sino del mundo del fútbol. Debemos trabajar juntos – jugadores, árbitros, dirigentes, autoridades, periodistas – toda la comunidad de fútbol. Tiene mucho que ver el respeto al trabajo de uno al otro, la honestidad y el compromiso con lo que uno quiere. Es difícil sentarnos en una misma mesa y ponernos de acuerdo pero se va a llegar, algún día se va a llegar, no hay que perder la fe, la esperanza de siempre estar mejor no la hay que perder”, asevera Néstor. Esta idea de siempre entregarse al máximo para mejorar cada vez más es algo que surge a menudo durante nuestra conversación, y es fácil de ver como este empuje y esta dedicación le han ayudado para subir la escalera tan rápido. “Creo que lo más importante en toda profesión es fijar metas y objetivos y después ir trabajando con mucho esfuerzo. Puedes lograr lo que quieras con trabajo, honestidad, compromiso y querer, amar lo que estás haciendo, te tiene que gustar y ponerte a sentir el fútbol”, observa Pitana en otro momento de la charla. Es claro que no hay duda en la mente de Pitana sobre cuál es el próximo objetivo en su carrera extraordinaria. Cuando menciono que su nombre es el que está en boca de todo el mundo para ser el representante argentino durante la próxima Copa Mundial en Brasil en 2014, me muestra la piel de gallina que ha aparecido en su brazo al oír la idea. “No es que no puedo dormir sin pensar en eso pero sí duermo soñando en eso. Sé que es difícil porque es lo más alto en el mundo que puede suceder. Tengo que seguir corrigiendo, seguir aprendiendo un montón de cosas, como el inglés por ejemplo, para que si haya una posibilidad, un lugarcito, voy a pelearlo para que si tiene que llegar va a llegar”, se esperanza. Dado el éxito asombroso que ya ha disfrutado durante su carrera corta, sería difícil apostar en su contra el logro de lo que quiera. Habiendo estado horrorizado por algunos de los tratamientos de los árbitros que he visto durante mi tiempo aquí, al ver tanto entusiasmo y optimismo en un hombre en su posición impopular es verdaderamente reconfortante contemplar, y será muy interesante a ver que le depara los próximos años emocionantes. Escrito por Tom Clee para www.seispaginas.com

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