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sábado, 30 de abril de 2011

Todos somos árbitros

Partidos como el del martes justifican esta sección. Los compañeros de Palco me propusieron llevarla a cabo debido a la agitación social que provoca una ocupación tan especializada como el arbitraje. El deporte en general y el fútbol en particular genera pluriempleo. Un desempleado carente de ningún titulo puede criticar la alineación de un entrenador, enjuiciar la ética de un periodista y censurar la decisión del árbitro. Es decir puede ser entrenador, periodista y árbitro a la vez. Es como si yo cuestiono a un médico si tengo un esguince o una torcedura, o le informo a mi mecánico si la avería es de los frenos o la caja de cambios.
Pero lo de meterse en casa ajena no es sólo un vicio de los aficionados. Desde hace unos años está de moda que cada medio cuente con un especialista arbitral (normalmente ex árbitro) para que se encargue de la moviola. Gran milonga ésta, pues la opinión de estos teóricamente expertos no se traduce en las portadas de diarios o tertulias de radio, pues cada cual interpreta la jugada en beneficio de su causa. Decía Andújar Oliver en Marca TV que en su opinión la acción de Pepe era roja, aunque no tardaron en replicarle los contertulios. Igual ocurrió con Ramos Marcos en Intereconomía (en este caso afirmaba que era amarilla), con Rafa Guerrero, Pérez Sánchez, etc...
El problema es que ni esos teóricamente especialistas se ponen de acuerdo. La dificultad y el mérito del árbitraje es que existen demasiadas interpretaciones para un sólo reglamento. Según la norma la acción es roja, pero según los periodistas (que no árbitros) hay que valorar otros aspectos, como que se trata de una semifinal de Champions, que la acción puede ser determinante para el partido, que Pepe juega en el equipo local, que Alves exagera, y ya puestos que era miércoles y a la hora de cenar. Los analistas no tienen pudor en enfundarse el silbato y las cartulinas y aseverar si una acción es roja o amarilla. Es más, acompañan su conclusión con un adjetivo contundente; roja como un piano, amarilla de libro...Por si quedaba alguna duda.
El título de árbitros que los periodistas parecen tener junto al de licenciados en ciencias de la información no supone el único vicio de la profesión. También tienen algo de historiadotes. Poco tardaron en comparar la acción de Pepe con la de Busquets y Xabi Alonso en la final de copa, o el penalti no pitado de Casillas sobre Villa en el partido de liga con el no pitado de Valdés a Cristiano en la ida. Siempre hay una jugada a mano para acusar de disparidad de criterios en función de un equipo u otro. Como me decían en la carrera, "un periodista es un todoterreno, no sabe mucho de nada pero sabe un poco de todo". Imagino que de ahí viene la manía de mear en otros tiestos.
He leído con atención los artículos de mis compañeros de palco, todos con el clásico de fondo. En ellos no hallo los vicios habituales de reducir 90 minutos a una jugada. La acción de Pepe se comenta como contexto puesto que resultó determinante, pero se analizan otras facetas del partido; planteamientos, protagonistas, entrenadores, consecuencias, público... es decir, sobre todo lo que yo no debo opinar. Yo por contra sí que reduciré mi artículo semanal a la jugada de Pepe y al resto de decisiones de Stark, puesto que sí entra dentro de esta ventana comunicativa que cada semana me permite hacer constar en acta mi realidad arbitral.
Vi el partido y he leído y escuchado mucho sobre. Dividiré mi discurso en tres bloques; jugadas polémicas, teatro y declaraciones.
Sobre la expulsión de Pepe, me alegro que fuera roja. Este tipo de jugadores bruscos, con brotes violentos, incapaces de medir el daño que pueden hacer, merecen duros correctivos para variar su actitud. En los dos primeros clásicos Pepe jugó al borde de la expulsión y al tercero se dio de bruces con ella, nadie debe sorprenderse. Creo que el Madrid debería dedicarse más a reorientar a este gran jugador pero impresentable deportista, en lugar de justificarle. Además ni el reglamento ampara al madridista. Comete una infracción estipulada entre lo temerario (amarilla) y el juego brusco grave (roja). Es de esas jugadas en las que el árbitro si tuviera una tarjeta naranja, la mostraría. Porque independientemente del teatro de Alves (esa es otra historia) y de que hubiese balón de por medio (que lo había), si Pepe impacta limpio con los tacos contra la rodilla de Alves podría haber causado mucho daño. Stark sacó roja como Undiano sacó amarilla o no sacó nada (ahora no recuerdo) a Busquets en una acción casi calcada, donde el riesgo de lesión es evidente. Para mí ambas decisiones son correctas (amarilla o roja), pero abogo por la inflexibilidad para acostumbrar a los jugadores a que no se pueden realizar entradas de ese tipo, especialmente en zonas del campo donde el juego es intrascendente. Espero que le sirva de escarmiento a Pepe y todos los de su calaña (que en el Barça también hay alguno).
El resto de jugadas polémicas simbolizaron una vez más lo que es un Madrid - Barça, que una vez lo metes al horno no hay quién lo saque. Marcelo mereció la expulsión por imitar a su compañero Arbeloa y pisotear a Pedro en un alarde de mala idea. También Adebayor saltó al campo con ganas de abofetear lo que se le pusiera por delante. Fue una continua y vergonzosa demostración de juego sucio y marrullero que convierte en casi misión imposible pitar un partido así ya se llame el árbitro Stark, Undiano, o Fulanito, y sea español, portugués, alemán o de la Cochinchina.
Cualquier árbitro podría haberse vuelto loco en semejante batalla campal. Stark ya no sabía si estaba pitando un partido de fútbol, presenciando la tercera guerra mundial o dirigiendo una obra de teatro. Porque esa es otra, Almodóvar tiene donde elegir para el próximo reparto. El Barça entró en el "otro fútbol" que le planteó el Madrid y dejó muestras de competidor de cloaca. Pedro y Busquets ya apuntaban maneras, pero el miércoles se ganaron la candidatura al Óscar. Alves y Villa también han demostrado en otras ocasiones que saben interpretar cualquier guión. Pero no es un problema de la factoría culé. Cuentistas los hay en todos sitios, sin ir más lejos en Madrid hay uno bien bueno que mezcla enseñanzas argentinas y portuguesas. Di María es un artista en lo del fingimiento, creo incluso que es algo innato en él.
Lo cierto es que ni unos ni otros pueden estar orgullosos de su comportamiento. En cada decisión el árbitro notaba el aliento de los Valdés, Alves, Xabi Alonso, Piqué...No me creo que protestas tan desmesuradas no estuvieran pautadas previamente. Guardiola y especialmente Mourinho se quejan del arbitro pero son ellos los que de antemano buscan dificultar sus decisiones.
Y concluyo con las reacciones. Sergio Ramos calificó en Twitter de "lamentable" la actuación arbitral y ante los comentarios que esto generó añadió que "es la verdad, es lo que hay". Lo que si me parece lamentable es que un niño mimado escondido tras la fachada de un futbolista del Madrid y campeón del mundo se tome ciertas licencias. Es el menos indicado para dar lecciones de humildad a nadie o para calificar las decisiones arbitrales. Al margen de su calidad futbolística, reúne todos los males de un jugador; violento, teatrero y desmesurado en sus declaraciones. Era el menos apropiado para reprochar a Pedro mientras se quejaba en el suelo del pisotón de Marcelo.
El problema de Ramos es que no sólo es consentido por su entrenador, sino que también vitoreado. Mourinho afirmó que "Ramos y Pepe se pierden la vuelta por no hacer nada". El Portugués merecía un escarmiento y el español no solo fue merecedor de la amarilla que vio sino que pudo ver otra (por unas manos y por quitarse de encima de malas formas a un jugador del Barça tras un salto limpio, al que pateó literalmente). Mal le irá al Madrid si no pone freno a determinadas fechorías de sus futbolistas, a los que sólo les falta presumir. Salvando las distancias es como el asesino que se siente orgulloso de serlo porque nadie le dice que No matar es uno de los diez mandamientos. Tan creyente que es Mourinho, ya le vale. Sobre el resto del discurso del entrenador portugués poco puedo comentar. Sólo basta visitar la hemeroteca de esta sección para saber mi opinión sobre Villaratos, Planinatos, Guardiolatos y conspiraciones varias. A nadie le gusta perder, pero hay que ser digno en la derrota.
Siento pasar por alto la actualidad liguera, pero la vorágine de clásicos lo engulle todo. Me disculpo también por la extensión de esta entrada. Es casi imposible resumir en unos párrafos tanta controversia. Pero aunque sea extenso sí que es un coto privado donde no se habla de fútbol, sino de arbitraje y sus consecuencias. Aunque eso ya no tiene mérito, pues últimamente todos nos creemos árbitros, aunque sólo haya uno (o 6 con los acompañantes). Veremos quién dirige el martes el último párrafo antes del punto y final. Al menos un punto y seguido hasta la supercopa. Todos necesitamos una tregua de tanto Barça - Madrid.
P.D. Enhorabuena a Velasco Carvallo y su equipo arbitral por su gran actuación en la otra semifinal. Es lo único salvable para el fútbol español en la jornada europea.

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