Empuñando las tarjetas, los árbitros salieron a marcar la cancha. El papelón por la pérdida de autoridad en el affaire Teo Gutiérrez los dejó heridos y desacreditados. Se dieron cuenta y salieron a desmentir eso. No lo lograron porque las tarjetas son armas con balas de fogueo. En nuestro fútbol de hoy parecería imposible encontrar el color de una tarjeta que no nos haga discutir. El fútbol es un juego en el que se disputa el resultado pero también en el desarrollo hay una discusión implícita: quién tiene razón. Es el árbitro quien decide pero ya no lo aceptamos. Le discuten todo. Desde adentro lo hacen jugadores que no tienen ni una clase de reglamento. Ignorantes pícaros que con su eterna protesta generan la calentura del hincha. Que a su vez reclama que todo sea a favor en forma indiscutible. Así, esto no tiene arreglo por ahora. Estamos lejos del final del festival de tarjetas (en cualquier momento ponen una tercera de otro color). Por eso, ¿qué les queda por hacer a los damnificados, jugadores y técnicos?. Es trabajar la conducta y la técnica.
Sobre el primer aspecto, se debe dar referencias al jugador, como clases de reglamento para que protesten menos y sepan que cometen más errores que los árbitros. También está lo sicológico cuando tienen cuatro amarillas. No hay que cuidarse y ser un medio jugador, pero hay que tratar de no llegar a la cuarta. Definitivamente se debe terminar de protestar todo, o por las dudas hasta cuando no deben. No saben lo mal que le hacen al equipo. En los casos de Ferrari, Almeyda (se ganó la cuarta con creces), Lamela y Palermo, con otra falta pueden quedar afuera del clásico... Imperdonable.
El otro tema es la técnica. Se juega un fútbol cada vez más rápido (no veloz), por lo tanto más impreciso y friccionado. Carlos Griguol hablaba de un hábito que de usarlo bien, te salva de mil amarillas. Me refiero a "sacar la pierna". Así como es difícil calcular "meter la pierna" para evitar falta, lo es calcular cuándo sacarla para que el rival no choque con la tuya. Pero también debo calcular que si la saco mal, pierdo la pelota y peor aún que cometar la falta adentro del área. El tema es no entrar en la fricción que produce amarillas.
Además, hay que trabajar en la mejor destreza corporal para los mano a mano y no agarrar. Trabajar más con las piernas que con los brazos. Hay que entrenarlo mucho todo esto que el fútbol de hoy nos presenta como dificultad. Los árbitros, es cierto que se defienden a tarjetazos.
Pero jugadores y técnicos deben contestar con mejores condiciones de conducta y futbolísticas.
Sobre el primer aspecto, se debe dar referencias al jugador, como clases de reglamento para que protesten menos y sepan que cometen más errores que los árbitros. También está lo sicológico cuando tienen cuatro amarillas. No hay que cuidarse y ser un medio jugador, pero hay que tratar de no llegar a la cuarta. Definitivamente se debe terminar de protestar todo, o por las dudas hasta cuando no deben. No saben lo mal que le hacen al equipo. En los casos de Ferrari, Almeyda (se ganó la cuarta con creces), Lamela y Palermo, con otra falta pueden quedar afuera del clásico... Imperdonable.
El otro tema es la técnica. Se juega un fútbol cada vez más rápido (no veloz), por lo tanto más impreciso y friccionado. Carlos Griguol hablaba de un hábito que de usarlo bien, te salva de mil amarillas. Me refiero a "sacar la pierna". Así como es difícil calcular "meter la pierna" para evitar falta, lo es calcular cuándo sacarla para que el rival no choque con la tuya. Pero también debo calcular que si la saco mal, pierdo la pelota y peor aún que cometar la falta adentro del área. El tema es no entrar en la fricción que produce amarillas.
Además, hay que trabajar en la mejor destreza corporal para los mano a mano y no agarrar. Trabajar más con las piernas que con los brazos. Hay que entrenarlo mucho todo esto que el fútbol de hoy nos presenta como dificultad. Los árbitros, es cierto que se defienden a tarjetazos.
Pero jugadores y técnicos deben contestar con mejores condiciones de conducta y futbolísticas.
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