Páginas

lunes, 13 de junio de 2011

El fútbol y el uso de la tecnología

Sería saludable que la resistencia a incorporar avances tecnológicos empezara a ceder para bien del espectáculo


A pesar de la creciente popularidad del fútbol en el orden internacional y de su fuerte desarrollo en el mundo de los negocios, la entidad rectora de este deporte profesional ha sido muy conservadora y poco proclive a realizar cambios reglamentarios e incorporar dispositivos de avanzada para mejorar la calidad del juego.
Por el contrario, otros deportes como el rugby, realizan permanentes modificaciones al reglamento en procura de mejorar la calidad y continuidad del juego, el atractivo del evento y la seguridad de los jugadores e hinchas. Incluso se ha incorporado con grandes resultados el "video ref", una herramienta tecnológica valiosa para los árbitros, que permite, mediante la repetición de jugadas en cámara lenta y desde distintos ángulos, dilucidar la marcación de un try u otras situaciones importantes.
En el tenis, las competencias relevantes tienen la obligación de contar con el denominado "ojo de halcón", un dispositivo clave para disipar las dudas generadas por saques de más de 200 kilómetros por hora.
Ambas herramientas constituyen ejemplos importantes de cómo las nuevas tecnologías pueden colaborar con el árbitro y la justicia de sus decisiones.
La persistente oposición del fútbol a incorporar tecnología de avanzada está ocasionando situaciones de palmaria injusticia y crea una desvalorización por el público y el espectáculo en general. Recordemos, sólo como ejemplo reciente, un gol no convalidado a Godoy Cruz de Mendoza frente a Gimnasia y Esgrima La Plata.
Los errores de los árbitros en la interpretación del reglamento o en la calificación de la conducta de un jugador son parte del deporte y siempre existirán por la condición falible del hombre. Lo que urge eliminar son esas equivocaciones graves y evidentes que agravian todo el acontecimiento deportivo y, en ocasiones, lo desnaturalizan. Convalidar un gol cuando la pelota claramente no traspasó la línea de meta o anularlo cuando ingresó medio metro adentro del arco es un absurdo que puede fácilmente ser evitado mediante la incorporación de un dispositivo electrónico o de un video de repetición.
Por los octavos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 se jugó el clásico del fútbol europeo entre Inglaterra y Alemania, y allí el inglés Frank Lampard convirtió un legítimo gol que no fue advertido por el trío arbitral, a pesar de ingresar el balón nítidamente dentro del arco. Las repeticiones en la pantalla del estadio y la televisión pusieron en evidencia el grueso error.
Asimismo, en la clasificación para el último Mundial, el seleccionado de Francia pudo acceder a la máxima cita en forma agónica luego de vencer a Irlanda con un gol convertido luego de que uno de sus jugadores parara la pelota en el área claramente con la mano. En el estadio Saint Denis, las 80.000 personas presentes contemplaron el bochorno, al tiempo que millones de espectadores lo hicieron por televisión.
La magnitud de estos errores, citados a manera de ejemplo, enardecen al público y contaminan un ambiente de por sí convulsionado por la presión y los muchos intereses que giran alrededor del fútbol actual.
En marzo pasado, el fútbol argentino fue escenario de un caso que puede transformarse en bisagra y que tiene relación con la incorporación de la tecnología para resolver cuestiones disciplinarias. En el partido entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Tigre resultó expulsado el jugador de este último equipo Martín Galmarini, por una mano que derivó en una segunda tarjeta amarilla. Por primera vez, el Tribunal de Disciplina de la AFA valoró lo ocurrido en el campo de juego mediante la ayuda de un video, que demostró la inexistencia de la mano por parte del jugador, lo cual determinó la anulación de la segunda tarjeta amarilla y la expulsión del jugador.
Admitir ciertas herramientas que brinda la tecnología, utilizadas ya con mucho éxito en otros deportes menos masivos, ayudaría a morigerar el clima de intolerancia y suspicacia que rodea al fútbol argentino de hoy y favorecería el desarrollo del gran espectáculo que este mismo deporte genera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario