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miércoles, 1 de junio de 2011

Sanciones y multas impiden festejar goles

MEXICO, D.F., junio 1 (EL UNIVERSAL).- Los árbitros, la Comisión Disciplinaria y la Federación Mexicana de Futbol (FMF) se han convertido en los “Grinch” del futbol, al impedir la creatividad y expresión de los jugadores al anotar un gol, cuando éste es la gloria máxima y por excelencia del propio balompié.
Y para muestra, un botón: El pasado 12 de marzo, en una muestra de prepotencia y hasta sangronería, el árbitro auxiliar 1, el abanderado José Luis Camargo, apodado también “El Bailarín”, causó enojo al provocar la injustificada expulsión de Érik “El Cubo” Torres en el Clásico Tapatío Chivas-Atlas, por supuestamente hacer señas obscenas al graderío cuando él sólo festejaba, a su manera, su gol.
Su suspensión se llevó a cabo, pero la acción ahí está y si en algún momento no hubiera habido el vídeo y las fotos que demuestran que lo que hizo con los dedos fue una forma de comunicación con la porra chiva, la injusticia se hubiera llevado al cabo.
Lo cierto es que si ahora no castigaron a “El Cubo”, casi siempre las autoridades máximas en el futbol mexicano son pero si bien ladies, como se diría por ahí, pues de nada se mueren de pena, se ruborizan y comienzan a castigar a jugadores, técnicos y hasta directivos que sólo tratan de vivir y compartir a su manera su pasión por el juego del hombre.
Pero no hay que sorprenderse, después de todo esto es una enfermedad casi generalizada en el futbol e incluso en otros deportes como el futbol americano de la NFL, en la que hasta azotar el balón o ejecutar uno que otro bailecito es digno de una o varias multas.
Entre los festejos más memorables que recordamos aquí en nuestro balompié está aquel de Cuauhtémoc Blanco frente al Celaya, el 17 de mayo de 1999, cuando simuló ser un perro que orinaba la línea de meta del portero guanajuatense.
Con ese gol, el América aseguró su pase a la Liguilla.
Otro detallazo del americanista se dio el 29 de noviembre de aquel mismo año, cuando anotó dos goles en el triunfo del América contra el Atlas en el estadio Azteca.
Tras meter el segundo, Blanco se acostó frente a Ricardo Antonio La Volpe en clara señal de burla y desde entonces la relación entre ellos fue muy mala.
Tan es así que Blanco quedó fuera de la lista mundialista en 2006.
Pero si bien estas celebraciones fueron sancionadas, ha habido otras que no son ni ofensivas ni agresivas y sólo expresan la alegría de los jugadores.
Gerardo Flores fue uno de ellos, cuando el 3 de octubre de 2010 festejó con la máscara del Zorro el haber rematado de cabeza para clavar la bola en las redes y poner al Atlas 2-1 sobre Chivas.
Casos similares son aquellos festejos del uruguayo Sebastián “El Loco” Abreu y del argentino Gabriel “El Místico” Pereyra, también con máscaras y hasta chupón el primero, así como “El Vuoso Polar”, las parodias de La Chilindrina y El Chavogol, el baile estilo Michael Jackson de “El Gringo” Castro o el acordeón de Sergio Almaguer y Luciano Figueroa festejando con sombrero y bailando en Tuxtla Gutiérrez.
El de Barrera, de Pumas, emulando el “U can’t see me” del luchador de la WWE John Cena, el de Omar Bravo moviendo los ojos de un lado a otro, el de “El Gusano” Nápoles contorsionándose como ídem, “El Pato” de “El Tiburón” Sánchez, el de Isaac Terrazas, de vueltecita y callado, así como el del banderín de la esquina, simulando una guitarra de Palencia.
Pero si hay que recordar a un equipo folclórico, ninguno como aquellos Toros Neza de los 90 del argentino Antonio Mohamed, acompañado por Rodrigo “El Pony” Ruiz, Carlos Germán Arangio, Nidelson Silva de Melo, Federico Lussenhoff y Miguel Herrera, entre otros, y de la mano de Enrique Meza.
Ellos sí que le ponían sabor al futbol con festejos creativos como su inolvidable “Trenecito”, las máscaras o tiñéndose todos el cabello de colores a solicitud de Mohamed, quien también fue pionero de los zapatos blancos en México...
¡Qué épocas!

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